sábado, 26 de marzo de 2011

www.opengames.com.ar: ¡una isla del pensar!

Hace unos meses asomé mi esencia, como es de costumbre, hacia mi computadora personal a revisar mi correo y me di con la sorpresa que en mi bandeja había un mensaje desconocido, enigmático diría yo. A mi bandeja solo llega mensajes sobre Literatura, estudios personales y cuestiones laborales del arte de escribir; pero en esta ocasión había un punto aparte, un color diferente, un suspenso disfrazado, una alerta misteriosa, es decir; un mensaje diferente a lo que yo esperaba. Este llevaba por título: Néstor: Invitación para jugar ajedrez. indudablemente me pregunté que quien era este sujeto antes de atreverme abrir el contenido, claro que pensé también que como sabía que me gustaba jugar al ajedrez , pensé y pensé mucho y decidí abrirlo al fin. el mensaje decía lo siguiente en las mismas palabras del propio Néstor:

Hola Chesspoeta de Perú
Recorriendo la Web encontré tu perfil con tu dirección y gusto por jugar on-line.
Por ello, quiero invitarte a jugar gratuitamente partidas amistosas o torneos, en la novedosa modalidad de ajedrez que consiste en finales de peones y torres, como podés ver en mi blog www.ajedrezjubilado.com.ar en la plataforma de juego exclusiva http://www.opengames.com.ar ,acá en Buenos Aires.
Por cualquier duda o aclaración que necesites quedo desde ya a tu entera disposición.
Saludos afectuosos
Néstor Quadri

Mi blog literario es:
http://inquietudesliterarias.blogspot.com/

A mí me impresionó mucho este mensaje pero lo tomé con calma y emoción a la vez, con expectativa, agrado y misterio -¿será verdad lo que me dice este hombre?- me preguntaba, sin embargo eso no me importó, solo sentí por un momento que era importante para el mundo, sí eso sentí mis queridos amigos de www.opengames.com.ar gracias por invitarme a jugar a su página, es de total maravilla y disciplina ajedrecística. Atte. su amigo Poeta.

domingo, 23 de agosto de 2009

EL DESPRECIO QUE DIJISTE

De tus labios, hasta el desprecio que dijiste,
¡es canto!
Sonó la orquesta: un violín lanzando
sus notas en ecos de culpa;
unas trompetas susurrando penas ajenas;
y el maestro lloraba lágrimas de Dios
¡lágrimas de Dios!

De tus ojos, hasta la mirada de desprecio que hiciste,
¡es caricia!
Siguió sonando la orquesta: un arpa expulsando de su alma dos frases:
¡discúlpame! ¡quiero estar sola!
y de tu alma, señorita pura,
hasta las lágrimas amargas son dulces.
¡son tan dulces!

TU VOZ

Iluminada, bella y temerosa me enamoras,
¡me enamoras hasta dolerme!
Tu brisa infinita, infinito tu aroma
tus ojos hasta el fin del mundo.
Tu voz coqueta, suave como risas de niños,
tu voz acaricia mi alma
como las olas a la arena.
Tu voz desarma mi firmeza,
¡quebranta mi pupila!

Siento a dos mariposas danzar en amor
mueven sus alas y al hacerlo
se escuchan en el aire secretos en susurros
secretos eternos de un sentir.
¡Ah! es tu voz,
tu voz infinita.

Tu voz es suspiro de pureza que llega a mi alma,
¿Y el resto del mundo?
es algo pequeño e insignificante,
pero tu voz es virgen como las ganas de ser hombre
y mi valentía ante ella se hace un eterno cobarde
¡ah, tu voz infinita!

sábado, 15 de agosto de 2009

¡Yo te quiero! ¿y tú?

Yo... ¡te quiero!... ¿y tú?
y tú callas, y tu silencio, y tu duda... ¡duele!
¿Y si algún día intentas decirme que me quieres y el valor vuela de ti como paloma libre por la oportunidad perdida?... ¡Ya no podrás!
¿Y si algún día intentas decirme que me quieres y huyen de ti las palabras porque tu lengua no puede soportar tanto peso?... ¡Ya no podrás!
¿Y si algún día intentas decirme que me quieres con la mirada y por causa del destino fatal te quedas ciega?... ¡Ya no podrás!
¿Y si algún día intentas decirme que me quieres con un beso y se desgarran tus labios por el largo tiempo de espera?... ¡Ya no podrás!
¿Y si algún día intentas decirme que me quieres escribiendo un dulce verso y te cortan las manos por el peso de la culpa?... ¡Ya no podrás!
Y si algún día intentas decirme que me quieres, y óyelo bien, QUE ME QUIERES... no lo hagas!
sólo sujeta mi oreja y júntala a tu pecho,
que yo oiré con mi alma, la canción de tu corazón:
¡Yo también te quiero!...